CAMINO DE SANTIAGO. NUESTRA 3ª ETAPA. DESDE HERRERÍAS A TRIACASTELA (970 hab.) REALIZADA EL 6/8/13
32 KM
«Disfrutar es la clave del camino, es duro, una etapa se puede hacer larga, pero los paisajes, y sobre todo la gente te vas encontrando hacen que días así sean inolvidables. Llegar a Santiago debe ser grandioso. Pero etapas como estas hacen que dicho Camino de Santiago merezca la pena. Una auténtica superación personal».
La etapa reina. Subida a O Cebreiro (1396 m.) Alto do San Roque (1270 m.) y al Alto del Poio (1330 m.)

Llegada a O Cebreiro
Esta mañana no tiene el mismo color de las demás, entre otras cosas porque nos levantamos a eso de las 5:15, y era completamente de noche. -¡Qué madrugón!. Pero es sabido que en el camino siempre hay alguien que se levanta antes que tú.
Tras entrar varias veces a revisar que no nos habíamos olvidado nada en el albergue, después de un yogur y fruta que nos sirven de primer desayuno, para despertar, al menos, el estomago, que tomamos mientras ultimábamos las mochilas que nos íbamos a llevar, emprendemos el Camino.
Tras dejar atrás las Herrerías, comenzamos el ascenso. Unos dos kilómetros que te van preparando para lo que se avecina.
De noche, como apuntaba anteriormente, y prácticamente dormidos, algo que ayuda en la subida, para no ser consciente de lo que te estás metiendo para el cuerpo, te echas la mochila a los riñones y comienzas a subir, subir y subir, como si no hubiese fin, se intuye que vas por un túnel formado por los arboles que rodean el Camino. Menos mal que hemos sabido dividir la etapa, y nos quedamos a dormir en Las Herrerías. Recordará el fiel lector, aquel camarero del “Rincón de Coco” en Villafranca del Bierzo… ¡Qué bien nos aconsejó!, y es que ¿quién va a conocer mejor el terreno que un lugareño?. ¡Qué importante fue su consejo!.
Poco a poco, parece, según se ve la luz entre los árboles, está amaneciendo, … mientras tanto nosotros subimos, subimos y subimos.
Ya de día, y casi tras una hora de ascenso, llegamos al pueblo de La Faba (920 m. y 37 hab.). Paradita para beber y hacer grupo… y seguimos subiendo casi monte a través, pero por el Camino, muy bien señalizado con sus flechas amarillas.
El amanecer ya es una realidad, y volviendo la mirada se ve el precioso paisaje del Bierzo y toda la cadena montañosa que adornada con el color cambiante del cielo, hace de este momento uno de los más mágicos, místicos y telúricos de todo el Camino.
Continuamos subiendo, cada uno a su ritmo, o al ritmo que le marcan sus rodillas. La ascensión es dura, pero acompaña la temperatura del alba. El paisaje es precioso, incomparable hasta ahora en nuestro camino, y me atrevo a decir que no veremos algo como esto en lo que vendrá más adelante, parece que estamos tocando el cielo, el silencio de la mañana solo se rompe por los voltios que viaja a través del tendido de cables de alta tensión que van por la cima y por los que pasamos cerca. Aun queda subida.
Caminamos por la cresta de la montaña, el sudor se vuelve perlas cristalinas en la cabeza, parece que estamos iluminados por la proeza… a todo esto a lo largo del camino a unos veinte metros, un peregrino con una mochila de unos quince quilos, con el bastón guardado y con las manos atrás en los bajos de la mochila echa el resto para continuar con la ascensión… ¡asombroso mochilón!.
A casi una hora de la Faba, llegamos a la Laguna de Castilla (1200 m. y 39 hab.). Son las 7:50 h. Aprovechamos para hacer ejercicios de estiramiento y coger aire, que todavía queda hasta O Cebreiro, la meta del amanecer.
Hacemos un inciso aquí para hablar de la importancia del bastón, un compañero ineludible de Camino, nuestra tercera pierna. Te ayuda en la subida, lo clavas en el Camino, y te agarras a él como si de un sustento fijo se tratase, es esencial para subir estas lomas, es la sujeción necesaria para poder pasar esta Etapa. Por cierto el que llevo de madera de no sé que árbol, es fantástico, y porta junto a la cuerda un exvoto de San Cristóbal que muy bien agarradito me lo puso quién me lo regaló, ya que sabe de mi afición a estas cosillas prerromanas como son los exvotos. Además, al ser rígido, ayuda poniéndolo a modo de travesaño en los hombros a descansar las mano y a abrir los pulmones. ¡Cuántas veces hago este gesto durante el camino!.
Otro momento clave en la Etapa, y en el Camino, la entrada a Galicia.
Un mojón con la cruz de Santiago en el centro, y el escudo de Galicia a la derecha y el de la Provincia de Lugo a la izquierda nos indica que continuamos desde este punto la parte del Camino gallego. Bajo los blasones una inscripción con el símbolo esquemático de la concha, en el centro Camino de Santiago y a la derecha la bandera europea. Quedan desde este punto unos 150 km hasta la Catedral de Santiago de Compostela.

Entrada en la comunidad gallega
Ya estábamos casi en O Cebreiro, solo quedaba subir, subir y subir un poquito más… los paisajes montañosos siguen siendo dignos de admiración. Aquí arriba el día todavía se está abriendo. Si antes decíamos que rozábamos el cielo, ahora vamos por las nubes, literalmente. Y así llegamos a O Cebreiro (167 hab.). La última subida, es llegar a la gloria, ya estamos aquí. La imagen es de postal. Es tan temprano, las 8:30 h., que la iglesia, una auténtica mole pétrea, está aún cerrada, abre a las 9:00 h. … pues nada, a desayunar se ha dicho. Vamos al bar frente a la iglesia a tomar el cafelito y hacer tiempo. En el sitio no tienen tostadas, pero esto es suplido por un auténtico café con mayúsculas que sirve en vaso de sidra, si ha leído bien… en vaso de medio litro, el gozo es tan grande casi como la subida. Son múltiples las fotos que se lleva dicho «desayunaco». Al terminal el desayuno, la iglesia ya está abierta (normal).
El Santuario de Santa María la Real de O Cebreiro, del siglo XI, es precioso (12º sello). Sufrió dos incendios, en el siglo XV y en el XVI, que obligaron a su reconstrucción. En su cabecera, sin retablo, un crucificado; en la nave de la derecha, una colección de biblias en diferentes idiomas; más cercana a la cabecera la Virgen del Cebreiro, la Virgen del Santo Milagro, Patrona de estas montañas, Santa María la Real, que se presenta como trono del Jesús Niño, imagen románica del siglo XII, y en la cabecera el Cáliz y la Patena románica, también del siglo XII, en los que según la tradición se obró el milagro. Este narra lo siguiente:
“Un monje de Aurillac celebraba misa en esta capilla (s.XVI?) Un paisano de Barxamaior asciende al Cebreiro con gran tempestad para oír la Santa Misa. El monje celebrante, de poca fe, menosprecia el sacrificio del campesino. En el momento de la Consagración el moje percibe como la Hostia se convierte en carne sensible a la vista y el Cáliz en sangre, que hierve y tiñe los Corporales. Los Corporales con la sangre quedaron en el Cáliz y la Hostia en la Patena”.
En bulas pontificias de Inocencio VIII y Alejandro VI se hace extensa mención de este Milagro. El Milagro se guarda en el relicario donado por los Reyes Católicos durante su Peregrinación a Compostela, en 1486. Hoy día este Cáliz y esta Patena están presentes en el escudo de la Comunidad Gallega.
En el muro norte, la capilla de San Benito, donde destaca sobre todo la imagen central de “Saint Jacques Pelegin” , símbolo de la amistad entre Santiago y Aquitania, en Francia. En esta Capilla dejaremos nuestra ritual estampa de San Mamés.
El lugar es punto de encuentro y de sello, del peregrino. Ya estamos aquí, ya hemos entrado en Galicia y ahora a continuar caminando por la Cumbre.
Al salir del Santuario, se ve a la derecha una arquitectura circular, con techumbre vegetal, llamada palloza. Es el tipo de construcción qué ha sobrevivido de época prerromana.
Comenzamos a partir de ahora la segunda parte de la Etapa. Como si empezamos en O Cebreiro, pero después de haber subido, subido y subido hasta él.
Continuamos por el Camino que nos deja al norte las vistas “as cristas dos Ancares” y al oeste “A cunca de Río Navía“. La verdad es que el paisaje sigue siendo espectacular. Todavía se aprecian al fondo algunas zonas donde las nubes se funden con la montaña. Un tramo muy bonito también del Camino que lo hacemos disfrutando, ahora estamos capaces incluso de volar.
Entramos de nuevo en contacto con la vida contemporánea, en el pueblo de Liñares (39 hab.) y lo primero con lo que topamos es con la iglesia de San Esteban, con torre posiblemente del siglo XVIII. Justo al entrar “sorpresón“, en el interior en el muro izquierdo se conserva un resto de interesantes dimensiones de pintura mural, se trata de una simulación pictórica de sillares graníticos decorado en su parte superior por una cenefa vegetal. Esto habla de la importancia de la pintura mural en la decoración de los templos, que posiblemente estaban totalmente policromados en su interior. Esta se encuentra justo al lado de la mesa para sellar y firmar. Bonita iglesia de una sola nave, con un retablo principal presidido por la imagen de su titular, San Esteban, aunque destaca como en tantas otras iglesias del camino la figura de San Roque, con su representación habitual, vestido de peregrino, con sombrero y bastón, y un perrillo que le lame las heridas, es una talla muy representada por todo el Camino.
Vemos, a la salida de Liñares, una indicación que dice Triacastela a 19,5 Km. ¡Qué bonita es toda esta parte del Camino! Que sigue incluyendo la subida al Alto do San Roque, a una altitud de 1.270 m. Zona donde se encuentra una escultura colosal dedicada al peregrino. Punto de parada de peregrinos… ¡Buen Camino! nos decimos los unos a los otros. Y es que este es el saludo habitual en nuestros días que sustituyese aquel “Utreia“, recogido en el Códex Calixtitinus, que significa “vamos más allá”. Los peregrinos entonces se saludaban diciendo “Ultreia, suseia, Santiago” con la respuesta del otro de “Et suseia” (Y vamos más arriba). Lo cierto es que más adelante sí, pero más arriba es imposible. Las vistas muestran que estamos en lo más alto, y todavía queda el Alto do Poyo.
Pasamos por el pueblecito llamado Hospital, donde en una de las fuentes-abrevadero-pila, el Camino nos deja la estampa de una abuela enseñando a lavar en la pila a su nieta que casi no llega al cubo donde está la ropa. El pueblo se llama en realidad Hospital de la Condesa, y su iglesia la de San Xoan, del siglo XII, con continuación en el siglo XVI y XVIII. (Sello nº 13).
– Buenos días señora. Decimos al entrar .
-Buenos días hijos… (nos responde una señora mayor que se encuentra en la mesa donde se sella la credencial y con la que echamos un buen rato hablando, sobre el camino, la vida, y curiosamente nos comenta que está ahí porque la joven que está frecuentemente había ido a desayunar, pero que ella no pretendía quitarle el puesto ya que por estar ahí le pagaban unos cuantos euros). Esta mujer también se quedó con una estampa de San Mamés, que además le hizo algo de ilusión… a ella y a mí que se la quedase.
Curiosamente en el retablo central barroco, del siglo XVIII, que preside la iglesia, no se encuentra San Juan; en las calles centrales hay, en su cuerpo bajo un crucificado y sobre este un Niño Jesús también crucificado.
Continuamos por el Camino, en descenso, un respiro para las piernas. Bueno, o no, porque no se que será peor bajar o subir… por supuesto bajar significa más tarde subir.
Pasamos por Padornelo, donde de la iglesia de San Juan nos llama la atención su espectacular tejado corrido de lajas, construcción frecuente por toda la zona. Por cierto, junto a esta hay una fuente con muy buena agua, no pone si es o no potable, pero una fuente aquí en la montaña no iba a ser mala. Además llenamos la cantimplora preparandonos para la subida que se avecina.
Ni más ni menos que la subida al Alto do Poio. Atitud de 1335 m. Uno la inicia pensando ¿Será esta? y poco a poco te das cuenta que sí, sin duda, esas rampas tiene que ser la del Poyo, aquella que veníamos escuchando desde Villafranca del Bierzo. Su tramo final, lo más duro, lo mejor es ir subiendo pensando ya queda menos,… ya queda menos. Son como dos kilómetros de subida donde ves su fin al divisar la Posada del Peregrino (Sello nº 14).
Llegas a su puerta y ya estás arriba. Son las 11:35 h de la mañana. A tomar el piscolabis oportuno, podríamos decir, que es nuestro tercer desayuno.
Un exquisito bocadillo de tortilla recién hecha, con el pan de pueblo, gallego, calentito y por supuesto una Estrella Galicia… «Una cerveza del carayo». Un lugar este muy animado con un gran concurso de gente recargando energías.
Tras esto la llanura, por lo alto de las montañas, pero en llano. Paradinha al principio de Fonfría (55 hab.), paseito alrededor de la iglesia de San Juan, y seguimos.
Es en Fonfría , donde caminando y charlando tranquilamente con Juanjo; vamos en solitario, un poco adelantados, apreciando las casas de piedra tan bien levantadas, tan simétricas y tan cuidaditas; cuando de la esquina de una de ellas nos sorprende una señora, vestida con un mandil a cuadros azules, calzada con deportes, que nos dice:
– ¿Queréis tortitas?
Fue como una aparición, llevaba un plato con tortitas, y claro, le dijimos que sí, a buenos le iba a preguntar (es que no habíamos desayunado). A esto que la mujer cogiendo su azucarero, lo espolvorea por las tortitas, las dobla, y nos pide la voluntad, la cual era un euro. Justo en ese momento alrededor de ella se forma un corro de peregrinos que dejan el plato vacío. Quique y Aurora son los últimos en picar, la mujer les pide la voluntad y al coger un euro con cincuenta, les dice: – Esto nada mais? … dicha voluntad no es menor de un euro, que lo sepan ustedes.
Dicha señora era capaz a la vez de despachar tortitas, echarle el azúcar, cobrar y por si fuera poco darte el cambio… ¡Qué habilidad!. Por supuesto no quería fotos.
Más adelante en Triacastela, una pareja de andaluces nos dice que conocían de la existencia de la señora por una guía del camino, y que a ellos no le salió al encuentro. Vamos que la mujer ya está en la web, incluso posando, así que ahí va el momento en imágenes…
El paisaje está salpicado por vacas de color canela que pastan tranquilamente por todo el campo, o por el Camino mismo, tanto es así que cruzamos por medio de siete de ellas que vienen por el Camino con su pastor acompañado este por dos bonitos pastores alemanes. Llegamos así a Biduedo (20 hab.), ya en el Concello de Triacastela, tras habernos cruzado por el camino con un pastor y sus vacas, que en las calles de los pueblos por los que pasamos podemos decir que pueblan el lugar como un campesino más. Aquí en Biduedo se encuentra la iglesia más pequeña del Camino francés, la de San Pedro. Que aunque esté cerrada se intuye desde la puerta su retablo con la imagen de San Pedro presidiéndolo. Es un clarísimo ejemplo de arquitectura religiosa pastoril.
Ya se va viendo a lo lejos Triacastela, parece cerca visualmente. A la altura en la que divisas el pueblo, y que parece que ya estás ahí, es cuando parece que haces los mismos kilómetros que ya traes a las espaldas.
Pasamos por varios núcleos urbanos esparcidos en la bajada, Filloval, Pasantes o Ramil. Concretamente en Pasantes hay una coqueta capilla de peregrinos, del siglo XVIII, con la advocación a la Virgen de los Remedios, como está cerrada, echamos la estampa de San Mamés por una rejilla de la puerta. Ya estamos a 131 km. de Santiago. Y por un Camino que sigue siendo de ensueño. En Ramil pasamos por su casona de piedra que nos da la bienvenida a la aldea, junto al Castaño de Ramil, que es testigo de las peregrinaciones desde hace ochocientos años.
Y por fin llegamos a Triacastela (970 hab.), a las 14:50 de la tarde.
Buena Etapa. Día superado!
Fue llegar al Albergue Xacobeo, (15º sello), estiramiento, reposar unos segundos y salir a buscar un lugar donde comer. Para ser realistas las piernas estaban cargadísimas, costaba incluso bajar las escaleras, los gemelos a tope, creo que fue llegar y aflorar las agujetas a raudales, la etapa fue tan dura que agujetas como estas no volvieron a salir más (al menos a un servidor) en todo el Camino. Comemos final, e inicialmente, en el Bar Fernández, que… bueno, estuvo bien, sobre todo la Estrella Galicia, y el aplacar el hambre que traíamos. Tras esto, duchita y a descansar con los pies en alto. De fondo se escuchan las campanadas de misa, pero ya nos acercaremos tras la cabezada a ver la iglesia.
Tras un leve reposo, vamos a comprar algo para cenar y desayunar a una tiendecita que tiene todo lo necesario para el peregrino, es impensable como todo lo que necesitas lo puedes encontrar en porciones (tiendas como estas son las que te puedes encontrar por el Camino y justifican que de casa solo tengas que llevar lo necesario, porque lo demás en caso de hacerte falta lo puedes encontrar en pueblos tan bien preparados como este).
Más tarde nos vamos a ver la iglesia románica de Santiago de Triacastella, la que encontramos cerrada, ya había sido la misa, y como la mayoría de las ya vistas tiene el cementerio a su alrededor. Esta es como el culmen de muchas pequeñas iglesia que habíamos visto por el camino, en cuanto a su fisonomía.

Dibujo de la fachada de la iglesia de Santiago de Triacastela
Al caer la noche Juanjo y yo salimos a ver que se cocía en el horno de las cocinas de los alrededores, eso sí nos sentamos en el lugar más cercano al Albergue, y esto también, nos pedimos una buena Estrella Galicia y una empanada, de esas que se salían del plato y de unas dimensiones irrepetible durante el Camino, para acompañar, unas coquetitas y listo. En la sobremesa estuvimos hablando con una pareja de Almería que estaban compartiendo mesa con dos chicos vascos, que se volvían este año desde aquí, estaban haciendo el camino por etapas, y en Triacastella han dicho basta por este año. La pareja de Almería que ya vimos en el Alto do Poyo, y que nos comentó que tenían una guía donde salía la señora de las tortitas, nos comentan que van a intentar seguir pero al haber tenido también una etapa dura, igual pasaban el día siguiente en Triacastella y ya continuarían, y es que cada uno se toma el camino como quiere. Pienso que lo mejor es tener paciencia, ímpetu y sobre todo disfrutarlo. Cierto es que no les volvimos a ver más durante el Camino.

Empanada y cerveza gallega
Fin del día, a dormir se ha dicho y a descansar, son las 23:30, hoy casi hemos salido por la noche.
VISITAMOS
La iglesia románica de Santiago en Triacastella, ábside románico, torre del siglo XIX. (y mucho es, con el pedazo de etapón)
ALOJAMIENTO
10 €. Muy bueno, con varias duchas, cuarto con 4 literas y una cama pequeña, sala común, cocina, lavadora, numerosos aseos. Muy bien acondicionado. BUENO.
COMIDA
Menú a 8 € (1º. caldo gallego o macarrones con carne, 2º. Huevos fritos con bacon o ternera guisa, postre, agua o vino y pan).
COMENTARIO
La subida a O Cebreiro es algo que se quedará en la mente durante siglos…
Hola!
Gracias por esta pedazo de entrada!! Voy a hacer el Camino este verano, con mi familia y me ha encantado la buena descripción que haces de la etapa.
Una pregunta: ¿Por qué dices que es mejor hacer noche en Las Herrerías que en O Cebreiro?
Gracias de antemano.
Un saludo y feliz año!!
Hola, muchas gracias por tu comentario y por el feedback positivo sobre la entrada.
Cada opinión sobre el camino es muy personal, porque depende de las propias circunstanicas del propio Camino. Dada mi experiencia personal en este Camino, la subida desde Herrerías a O Cebreiro fue una de las más fuertes, y consideo que finalizar una etapa con esa subida puede llegar a ser muy duro, pero reiteo, es una opinión personal.
También estaría bien, por ejemplo, parar a medio camino entre Herrerías y O Cebreiro, hay unos alojamientos que son una pasada, y es una parte del camino maravillosa.
Un saludo y Feliz Año.
Muchas gracias por tu respuesta!! Te aseguro que voy a valorar las dos opciones que mencionas: Herrerías y los alojamientos que hay un poco más adelante.
Graaacias!!!
Javier
Hola Javier,
me alegra mucho que te haya sido útil. Puedes contactarnos también por email (rutassierrars@gmail.com) para lo que creas oportuno y podamos ayudarte.
Gracias a ti por contactarnos.
Antonio