CAMINO DE SANTIAGO. NUESTRA 7ª ETAPA. DESDE PONTE CAMPAÑA (7 hab.) A CAMIÑO DAS OCAS (ARZUA). REALIZADA EL 10/8/13
29 KM
El día que paramos a comer por el Camino.
El habernos quedado a dormir en Casa Domingo, tuvo sus pros y sus contras. Sus pros; esa noche dormimos de auténtico lujo, tranquilitos con pocas personas en la habitación (nosotros 6, Inma, Cristina y la chica de Guadalajara), arropados por el silencio, buena temperatura, vamos lo que es dormir en el campo. Sus contras; a partir de aquel día y hasta Santiago nos acompañaría en el cuerpo de uno de nuestros componentes aquel bichillo anteriormente comentado que de tamaño tan diminuto y agarrado fuertemente a la piel no se separará de Aurora, ella extrañaba algo en sí, pero no sabía aun cuanto le molestaría.
Y es que en el Albergue había una hamaca, de esas que se amarran de árbol a árbol, donde estuvo echada un buen rato y donde pudo ser contagiada de tan molesta plaga corporal.
Sobre las 7:00 comenzamos a caminar, este día sin nada en el estomago. Caminamos por una fronda de robles y pasamos por Casanova (71 hab.), el puente de Porto de Bois y O Coto, antes de pasar a la Provincia de A Coruña. Pasamos por varios bares repletos de peregrinos desayunando y tiendecitas que abren bien temprano, en una de ellas paramos para comprar un plátano, al módico precio de 0,50€.
Al paso por Leboreiro (71 hab.), nos detenemos en su preciosa plaza central, presidida por un crucero, y en cuya salida del pueblo se encuentra la iglesia de Santa María, se trata de un templo románico tardío, destaca sobre todo su portada occidental, con un tímpano en el que aparece la Virgen flanqueada por Ángeles. (sabemos por documentos que tiene en su interior pinturas del siglo XVI que no podemos ver al estar la iglesia cerrada). Frente a ella hay un precioso cabazo, un tipo de hórreo primitivo, hecho con cesto con una abertura rectangular para retirar el grano de maíz.
Poco más adelante, divisamos un cartel donde dicta: “Desayuno: Café y tostada a 2,5€”, y allí que nos dirigimos. Es una carpa junto a un caserío, donde una señora mayor está preparando las grandes hoyas en el fogón donde desde temprano comenzará a hacer el pulpo a la gallega tan degustado en esta región. Son las 8:30 de la mañana. Lo cierto es que desayunamos bien, sus tostadas, café, y un plátano que le pido a la señora pero que tras decirme que cuesta 1 €, le echamos para atrás, por parecer excesivo, en su lugar nos tomamos un orujo seco para ayudar a bajar el desayuno. ¡Está fuerte de…! pero entra.
Continuamos nuestro peregrinar, nuevamente al ritmo de Inma y Cristina y la chica de Guadalajara, que nos dan al alcance. Juntos pasamos por Furelos, tras cruzar un puente medieval, reformado en el siglo XVIII, sobre el Rio Furelos. Aquí volvemos a encontrar elementos típicos de aquellos lugares fundados por la Orden de San Juan, como son el puente, la iglesia con la advocación de San Juan, reconstruida en el siglo XIX, en estilo neoclásico, y un hospital de peregrinos.
En este tramo del camino en el que andamos un poco disperso, como en muchos momentos de la ruta, nuestra intención era lo comentado en el día anterior, parar a probar el pulpo en Melide, localidad con gran fama de pulperías.
Es además en Melide donde se une el Camino Francés con el Camino Primitivo, que parte de Oviedo. Punto este de encuentro de ambas Rutas jacobeas.
Sobre las 9:30, llegamos a Melide (7901 hab.), y desde la entrada del pueblo el olor a las primeras cocciones de pulpo se hace notar. Caminando por sus calles vemos como se están preparando los fogones, poniendo las grandes hoyas en ellos, y trabajando el pulpo. Quique, Aurora y un servidor que venimos un poco avanzados paramos en primer lugar en la capilla de San Roque (26º sello), construcción de 1949, en la que se reaprovecha su bella portada románica del siglo XIII, de la desaparecido iglesia de San Pedro. Junto a la capilla se encuentra el crucero de Melide, del siglo XIV, considerado uno de los más antiguos de Galicia. En una cara aparece Cristo sedente enseñando las marcas de la Pasión y en la otra se representa el Calvario, con Cristo Crucificado, la Virgen y San Juan.
Estando junto al citado crucero esperando al grupo, y viendo que este tarda, miramos hacia atrás en el Camino y Juanjo nos hace la señal que vamos a parar a comer pulpo en Pulpería Ezequiel (sello 27º), a eso de las 10 de la mañana. Sirva este momento como un segundo desayuno especial. Este se compone de una ración de pulpo, a compartir (6€) y de una copa de Ribeiro (1,5€), delicioso vino blanco gallego. Gran momento este en el que en una mesa alargada coincidimos a comer pulpo Antonio, Jorge, Inma, Cristina, la otra chica y nosotros… bueno, y un peregrino que venía haciendo el camino en bici, y cuyo parecido razonable nos hacía parecer que estábamos compartiendo mesa con el mismísimo… Rubalcaba!. Echamos un buen rato degustando y charlando de los avatares del Camino. Con la entrada del día la pulpería va llenándose cada vez de más y más gente que se van sentando indiferentemente en estas mesas alargadas compartiendo momentos. Pero es hora de continuar.
Caminando por Melide, una señora que nos ve un poco despistado nos avisa, – el camino continúa por allí!. – Gracias Señora!. Cierto era que no nos habíamos percatado de las flechas.
A la salida de Melide un nuevo ábside, esta vez de la iglesia románica de Santa María de Melide (28º sello), construida a finales del siglo XII. En cuyo ábside interior encontramos pinturas del siglo XVI realizadas al fresco y que representan al Padre Eterno rodeado por el tetramorfos, en la bóveda de horno, y seis apóstoles en el tambor. también cuenta con una mesa de altar románica.
La entrada a esta iglesia merece una recreación más detenida, porque al pasar su portada románica, con arco de medio punto y decoración de pequeños arquillos polilobulados, y capiteles florales e historiados con animales, donde se sitúa la señora que nos sella, el tránsito de pasar del exterior del templo luminoso a un interior románico, oscuro y cargado de misticismo, hace transportarte a época medieval, realmente tienes la sensación de viajar en el tiempo.
Entras y directamente la mirada se dirige al ábside, en cuya parte central se encuentra una ventana que ilumina toda la escena pictórica. Desde la parte superior con diferentes motivos decorativos que van desde las formas entrelazadas, más propias de la herencia musulmana, hasta los roleos vegetales propios del siglo XVI, que adornan la escena del Padre eterno que se presenta sedente y entre sus brazos sujeta la figura del crucificado, sobre el cual está la paloma del Espiritu Santo, este está rodeado por el ángel de San Mateo, el águila de San Juan y, el león de San Marcos y el toro de San Lucas, símbolos todos ellos del tetramorfos, que además portan filacterias, que indican los nombre de los cuatro evangelistas. Decorando la escena en la zona media y dividiendo el espacio se encuentra la decoración de un ajedrezado tan utilizado como decoración en la pintura mural de esta época. En el Tambor los seis apóstoles anteriormente citados. Imágenes de medio cuerpo en la que portan sus atributos. De derecha a izquierda encontramos en primer lugar a San Bartolomé, que porta un cuchillo, a continuación, San Felipe con un bastón terminado en cruz, más hacia el centro, San Andrés, con la cruz en aspa. Al otro lado, y siguiendo el orden, está San Pedro, con las llaves de la Iglesia, junto a él San Juan con un Cáliz, y por último, Santiago, que porta un báculo.
Todas ellas están enmarcadas por un arco achaflanado que parece terminar en decoración de herradura. Bajo estos continua a modo de decoración la perspectiva de ajedrezado anteriormente descrita. Bajo esta y a modo de zócalo, una decoración de numerosos cuadrados dentro de los cuales hay formas circulares de diferentes decoraciones. Por último comentar los cuatro ángeles que se encuentran ya fuera del ábside propiamente dicho pero también en la parte superior de la cabecera de la iglesia. Son ángeles músicos con grandes trompetas alargadas y filacteria, todo el fondo decorado con estrellas. En definitiva… Magnifica decoración pictórica “in situ”, que te ayuda a comprender el sentido didáctico y metafórico del arte, la sensación es abrumadora. (Ver Entrada dedicada a Arte en el Camino)
También es digna de comentar la mesa de altar románica, decorada con numerosos arcos de medio punto y pintura de colores ocres, amarillos y azulados entre los que se intuyen formas entre geométricas y florales.
Estamos en el Kilómetro 49,5 del Camino.
Continuamos por el Camino. Paro un momento y al reanudar el paso me topo con una peregrina con la comienzo a hablar, es de Barcelona, y hacemos un buen tramo andando, delante nuestra iba Mayka. Cris, que así es como se llama la chica nos enseña una canción del camino que su grupo iba cantando para darse ánimos, esta decía así:
“Que tengas buen Camino
wi, wi, wi …
que no te duelan las rodillas,
trico, trico, tri…
nos vemos en Santiago,
lairó, lairó, lairó, lairó, lairó…”
Animosa canción, cuanto menos, que entretiene el rato hasta llegar a la iglesia parroquial de Santiago, construcción del siglo XIX sobre una del siglo XII, en Boente (115 hab.), lugar citado en el Codex Calixtinus como Sanctus Iacobus de Boente, ya en la comarca de Arzua. También aquí dejamos una estampa de San Mamés.
Ya solo restan 40 Km. hasta Santiago, el calor es sofocante y el hambre comienza a hacer mella en un cuerpo, que aguanta a duras penas la calor y el peso de los días caminando. A eso de las 13:40, pasamos por el puente sobre Río Iso, río este donde numerosos peregrinos paran a refrescarse.
Aun queda subida hasta llegar a Arzúa, y el calor es cada vez mayor y la sombra escasa. Fatigoso, pregunto a un viandante si hemos llegado a Arzúa, con la consiguiente respuesta de – todavía queda un rato. Seguimos caminando. Veinte minutos después vemos el cartel que indica la entrada del pueblo. Ya estamos en Arzúa (6.484 hab.), pero nuestro Albergue queda más adelante.
Justo en la entrada del núcleo urbano paramos a comer. Mochila fuera, estiramiento y a sentarse a la sombra a esperar la llegada de los demás componentes del grupo. A las 14:10, Quique y Aurora, a las 14:35 Juanjo, tras él y con los brazos en alto Conce y por fin Mayka a las y cuarenta. Mientras tanto, ya habíamos cogido sitio para comer junto a Antonio y Jorge, en un esplendido bar de esos en los que las tapas se salen del plato… gran bocata de pollo con todos sus avíos que cae.
Pero, qué cuesta emprender la marcha una vez comidos. Entramos en un supermercado para hacer la compra, ya que el Albergue presuponíamos que se encontraba en medio del campo y no queríamos que nos sucediese lo del día anterior.
A panza llena avanzamos por el Camino entre subidas y bajadas y algunos peregrinos valientes que como nosotros se atreven a estar caminando a estas horas… que soporífero el calor. El camino, a estas hora de siesta, es más seco y polvoriento menos mal al techo de arboles sobre nuestras cabezas. Las cuestas de este tramo pesan el doble, sin duda es por la hora. A eso de las seis, vemos el cartel que indica “Albergue turístico pensión “Camiño das Ocas” (Sello 29) , cerca está Fontelas. Y por fin lo divisamos.
El lugar es un gran caserón de varias plantas. Al llegar nos atiende en recepción una muchacha joven. El posadero, un señor de unos cuarenta largos, se encontraba en la barra del pequeño bar que tiene el lugar. Al decirle a la chica que éramos los que quedábamos por entrar de la reserva de Concepción Macías, nos da dos camas separadas en literas diferentes. Mientras todo el tramite, Mayka pregunta donde puede hacer pis y le indica que en la puerta que está al fondo de la habitación que está en la planta baja. Las literas y la zona común están arriba. Al entrar en el aseo, de la habitación donde hay dos camas, se encuentran en el baño a dos personas. A todo esto le comento a la chica que teníamos reserva y que queríamos una litera para los dos, que es lo que se estila ella dice que es imposible. Ayudado por el cansancio la chica tiene que aguantar todo lo que uno trae del trato mercantil en algunas situaciones del Camino. Finalmente nos da la habitación de la que hablábamos, cuando el aseo, y dice que el baño es común. No damos crédito a lo que nos dice. Cogemos esa habitación. En varias ocasiones entra alguien que extrañado busca el servicio, saliendo nuevamente pidiendo perdón con cara de haberse equivocado.
Ducha, y a reposar del pateo. El lugar también cuenta con una zona de recreo con árboles y mesas con bancos de madera, desde los que se oyen los coches que van pasando por la autovía que está a cien metros. Eso sí, buen lugar para la cena.
Tras una cabezada en los bancos del exterior, es hora de una buena Estrella Galicia, para hacer boca. Poco a poco, va sucumbiendo el día. Llegando la hora del papeo que traíamos desde Arzua. Fruta, sobre todo fruta y algún que otro tomate rajado con sal, con jamón y atún.
Como cada día, la sobremesa atardeciendo hace de antesala de camino al catre. Que el cuerpo ya se nota algo pesado pero con la ilusión de que ya se huele Santiago de Compostela. Estamos cerca.
VISITAMOS
No hay nada que visitar alrededor del alojamiento y el cuerpo está demasiado cansado para dar un garbeo alrededor de la casona.
ALOJAMIENTO
Camiño das Ocas. 648 404 780
10 €. Admiten reservas y tienen listado para revisar las entradas de los peregrinos. Es como un caserón con un pequeño bar, recepción, zona común y literas en único espacio en la parte superior de la casa, cuyas camas de arriba están tan pegadas al techo que te trasmiten el calor de haberle pegado todo el día. También cuenta con una zona de recreo con bancos y mesa de madera. Pila para lavar, tendedero y un curioso huerto que sirve de abastecimiento al bar en lo que legumbres se refiere.
RESTAURANTE
Pulpería Ezequiel. Melide
Chacala. Bocadillos, desayunos y platos combinados. Avenida de Lugo. Arzúa. El lugar está bastante bien, económico, con una amplia carta barata. El camarero es agradable. llama la atención que al preguntarle cuanto es el suplemento de poner bacón en el bocata dice “nada”. Nos dejaríamos allí unos 10 lerus per capita.
COMENTARIOS
Las fuerzas ya flaquean, los últimos dolores del grupo están por llegar, queda el último tirón. Comer a mitad de la ruta puede hacer el tramo restante soporífero. Además la calor del mes de agosto arrecia y te absorbe las energías restantes.
Por el Albergue se encontraban también las parejas de Jerez, ultima vez que las veríamos. Y el chico de Granada con que charlamos en Casa Domingo. Jorge y Antonio se quedaban a dormir en Arzúa, a ellos si los encontraremos más adelante.